Kamala Harris, la primera vicepresidenta de ascendencia afroamericana y asiática en la historia de los Estados Unidos, ha sido objeto de numerosas críticas y controversias desde su nombramiento. Sin embargo, una de las cuestiones más profundas y reveladoras que su figura pone de manifiesto es el racismo sistémico y, más específicamente, la «ceguera blanca» en la sociedad estadounidense. Esta ceguera se refiere a la incapacidad de muchas personas blancas para reconocer y confrontar el racismo debido a su posición de privilegio en la jerarquía social.
Chris Min, un médico y científico con un título de doctor en medicina y doctorado, certificado en neurología y actual director médico y director ejecutivo interino de una pequeña empresa de biotecnología que cotiza en bolsa, abordó este fenómeno en su reciente artículo de opinión en The Hill, titulado «Ceguera blanca: ¿un punto ciego importante?». Min cita la afirmación del expresidente Trump de que Kamala Harris recién hace poco se identificó como negra, utilizando esta afirmación como punto de partida para explorar el concepto de ceguera blanca. “La idea errónea clave es que el privilegio blanco tiene que ver con la actitud del individuo. De hecho, el privilegio blanco no tiene nada que ver con ninguna persona en particular; más bien, es el resultado de las acciones o suposiciones de la sociedad”.
Kamala Harris se hizo negra al confesarlo
La ceguera blanca, según Min, se manifiesta en la incapacidad de muchas personas blancas para ver el racismo que enfrentan diariamente las personas de color. Un ejemplo que él proporciona es una conversación que tuvo con un colega blanco sobre el racismo en Boston y Nueva York. Mientras Min reconocía el racismo en ambas ciudades, su colega blanco insistía en que no había visto racismo en Boston. Esta falta de percepción es precisamente lo que Min define como ceguera blanca: la incapacidad de ver el racismo debido a la falta de experiencia directa con él.

Kamala Harris se convierte en un símbolo importante en esta discusión, ya que su presencia en un alto cargo político desafía las percepciones tradicionales y el status quo racial. La ceguera blanca también se refleja en la reticencia de muchos a reconocer actitudes y comportamientos racistas explícitos, incluso cuando son evidentes. Min menciona cómo, a pesar de los comentarios abiertamente racistas de Trump, muchas personas blancas de su círculo se negaron a etiquetarlo como racista, prefiriendo términos como «extravagante» o «chocante». Esta tendencia a minimizar el racismo explícito es un claro indicador de la ceguera blanca.
La clásica ceguera blanca
El racismo cotidiano que enfrentan las personas de color a menudo pasa desapercibido para las personas blancas, lo que contribuye a la perpetuación de la desigualdad racial. Kamala Harris, con su herencia multicultural y su posición de poder, pone en primer plano estas desigualdades y fuerza a la sociedad a confrontar sus propias fallas. Min argumenta que el privilegio blanco es un componente central de la ceguera blanca. Este privilegio no depende de las intenciones individuales, sino de la estructura social que beneficia a las personas blancas en detrimento de las personas de color. Así, incluso los aliados blancos antirracistas, aunque bien intencionados, siguen beneficiándose de este sistema.
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La ceguera blanca no solo implica la incapacidad de ver el racismo, sino también la renuencia a enfrentar la incomodidad que conlleva reconocer y desafiar estos prejuicios. Min destaca que muchas personas blancas no ven una desventaja en su ignorancia del racismo, lo que perpetúa su ceguera. Sin embargo, para aquellos que desean ser verdaderos aliados, es crucial abrirse a las experiencias y realidades de las personas de color.
Sin experiencia no hay nada
Kamala Harris, al ocupar un puesto tan visible, obliga a la sociedad a reconsiderar sus actitudes y enfrentar la realidad del racismo estructural. Min sugiere que uno de los primeros pasos para superar la ceguera blanca es reconocer que el racismo no es siempre evidente para quienes no lo experimentan directamente. Esto requiere un esfuerzo consciente para aprender y escuchar a las personas de color, entendiendo que sus experiencias son válidas y reveladoras.
La educación y el diálogo son herramientas fundamentales para combatir la ceguera blanca. Min recuerda historias de personas blancas que, durante la pandemia, comenzaron a comprender la profundidad del racismo al tener conversaciones sinceras con amigos y colegas de color. Estas interacciones son esenciales para desarrollar una comprensión más profunda y empática de la vida de las personas de color en una sociedad predominantemente blanca.

Primer paso: la aceptación
Kamala Harris, al estar en el centro de la atención política, sirve como catalizador para estas conversaciones difíciles pero necesarias. Su ascenso al poder no solo representa un logro personal, sino también un desafío a las percepciones y prejuicios profundamente arraigados en la sociedad estadounidense. Min concluye que, para tener relaciones auténticas y significativas con personas de color, es crucial que las personas blancas reconozcan su ceguera y se esfuercen por superarla.
La ceguera blanca es un fenómeno que se manifiesta en muchos aspectos de la vida cotidiana y política. Kamala Harris, con su histórica vicepresidencia, nos recuerda que el camino hacia una sociedad verdaderamente equitativa requiere una confrontación honesta y continua con el racismo. Esta confrontación no solo beneficia a las personas de color, sino que también enriquece la vida de las personas blancas, permitiéndoles desarrollar una comprensión más completa y humana de las realidades de sus compatriotas.
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Aumenta la polarización
La discusión sobre la ceguera blanca y el racismo en Estados Unidos es más relevante que nunca en un momento de creciente polarización y tensión racial. Kamala Harris, al ser una figura destacada en el gobierno, simboliza tanto los avances como los desafíos pendientes en la lucha por la justicia racial. Su presencia en el poder obliga a la sociedad a mirar más allá de la superficie y cuestionar las estructuras que perpetúan la desigualdad.
Chris Min nos ofrece una perspectiva clara y fundamentada sobre cómo la ceguera blanca impide el progreso hacia una sociedad más justa. Al destacar la necesidad de reconocer y confrontar el racismo, Min nos invita a todos a participar en este proceso de aprendizaje y transformación. Kamala Harris, con su ejemplo y su liderazgo, nos muestra que el cambio es posible, pero requiere valentía, honestidad y un compromiso inquebrantable con la verdad y la justicia.