El ex médico de la Casa Blanca, Jeffrey Kuhlman, ha reavivado un debate nacional con su reciente artículo en The New York Times, argumentando que debería establecerse un límite de edad para los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Kuhlman escribió un ensayo titulado: “Fui médico de la Casa Blanca. Los presidentes deben someterse a pruebas cognitivas”. El médico presidencial, quien sirvió como director de la unidad médica de la Casa Blanca durante la administración de George W. Bush y como médico personal del presidente Barack Obama, sostiene que la exigencia física y mental del cargo presidencial requiere un escrutinio más riguroso de la capacidad cognitiva de los aspirantes.
Jeffrey Kuhlman, reconocido por su papel crítico en la atención médica presidencial, trabaja actualmente en el desarrollo de su libro “Transformando la atención médica presidencial: asegurando una atención integral para el comandante en jefe en medio de las amenazas del siglo XXI”. Su artículo para la Sección “Ensayo Invitado” del New York Times subraya la necesidad de que los presidentes se sometan a evaluaciones cognitivas regulares, una propuesta que ha generado un amplio debate. Kuhlman menciona que los presidentes con los que trabajaron, incluidos Bush y Obama, debían mantener un rendimiento óptimo a pesar de las arduas jornadas laborales y el constante estrés inherente al cargo.
Ex médico de la Casa Blanca
El ex médico de la Casa Blanca describe cómo su función incluía no solo mantener la salud del presidente, sino también ofrecer una evaluación médica honesta de su capacidad para desempeñar sus funciones. Kuhlman explica que participó en ejercicios de simulación en la Sala de Situaciones para repasar la Sección 3 de la Enmienda 25, que trata sobre la sucesión en caso de incapacidad del presidente. Estos simulacros eran esenciales para asegurar que el equipo médico estuviera preparado para cualquier eventualidad que pudiera afectar la capacidad del presidente para cumplir con sus deberes.

Kuhlman argumenta que, dado el constante desgaste físico y mental que enfrenta un presidente, es imperativo contar con un protocolo riguroso para evaluar su aptitud cognitiva. Según él, la Sección 25 de la Enmienda debería contemplar no solo incapacidades físicas sino también cognitivas, ya que el deterioro mental puede tener consecuencias graves para la toma de decisiones en situaciones críticas. El ex médico de la Casa Blanca enfatizó que, si bien las discapacidades físicas pueden ser manejadas en gran medida, las cognitivas requieren un enfoque diferente y más detallado.
Un límite de edad
La propuesta de Kuhlman se produce en un contexto en el que la aptitud física y mental de los actuales candidatos presidenciales, Joe Biden y Donald Trump, ha sido objeto de escrutinio público. Kuhlman sostiene que la evaluación neurocognitiva debe ser una práctica estándar y obligatoria para todos los presidentes y candidatos presidenciales. Esto permitiría identificar cualquier signo de deterioro cognitivo temprano y tomar medidas preventivas adecuadas. Según Kuhlman, los presidentes y candidatos deben someterse a pruebas detalladas que evalúen la memoria, el lenguaje y las habilidades para resolver problemas, entre otras capacidades cognitivas.
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Kuhlman relata su experiencia trabajando con presidentes como Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, quienes asumieron el cargo en sus cincuenta años y estaban en buen estado de salud. Sin embargo, el ex médico de la Casa Blanca menciona que la edad avanzada trae consigo un riesgo inevitable de deterioro cognitivo, lo que podría afectar negativamente la capacidad de un presidente para tomar decisiones críticas. La historia de la presidencia estadounidense está llena de ejemplos de decisiones cruciales que requieren una agudeza mental impecable, como la respuesta a los ataques del 11 de septiembre y la operación para eliminar a Osama bin Laden.
Academia Estadounidense de Neurología
El ex médico de la Casa Blanca propone que las evaluaciones cognitivas incluyan una batería de pruebas recomendadas por la Academia Estadounidense de Neurología y que se realicen periódicamente para asegurar la capacidad mental del presidente. Estas pruebas deben ser exhaustivas y no limitadas a exámenes de detección rápida, sino que deben durar entre cuatro y ocho horas y evaluar múltiples aspectos de la función cognitiva. Además, deberán incluir pruebas para detectar el uso de sustancias controladas o efectos clínicos de alcoholismo, asegurando que el presidente esté en su mejor estado de salud posible.
Las declaraciones de Kuhlman han generado reacciones diversas. Algunos expertos en salud pública apoyan la idea de que los presidentes y candidatos presidenciales se sometan a evaluaciones cognitivas regulares, argumentando que esto podría prevenir situaciones en las que la capacidad de un presidente para gobernar se vea comprometida por problemas de salud mental no diagnosticados. Sin embargo, otros advierten que establecer un límite de edad para la presidencia podría ser percibido como discriminatorio y podría excluir a candidatos potencialmente capacitados simplemente por su edad.

Un sabio llamado Bush
Bush, en declaraciones recientes sobre la aptitud de Biden y Trump, afirmó: “Soy más joven que ambos candidatos y soy demasiado viejo”. Este comentario resalta la realidad biológica de que la edad avanzada conlleva un deterioro cognitivo que puede afectar la capacidad de una persona para desempeñar tareas exigentes. Kuhlman sugiere que, al igual que en otras profesiones críticas como los pilotos de aerolíneas y los agentes del FBI, debería existir un límite de edad para la presidencia para garantizar que el comandante en jefe esté en las mejores condiciones posibles para tomar decisiones vitales.
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El ex médico de la Casa Blanca concluye su artículo subrayando la importancia de tener un proceso de selección de candidatos presidenciales que incluya criterios objetivos de aptitud mental. Asegura que esto no solo mejoraría la calidad del liderazgo, sino que también incrementaría la confianza del público en la capacidad del presidente para gobernar igualmente. En un mundo donde las amenazas y los desafíos son cada vez más complejos, Kuhlman argumenta que es esencial contar con un presidente que esté cognitivamente apto para enfrentar cualquier situación que pueda surgir.
Jeffrey Kuhlman, con su vasta experiencia en la atención médica presidencial, aboga por la implementación de evaluaciones cognitivas regulares para los presidentes y candidatos presidenciales, y sugiere considerar un límite de edad para quienes aspiran al cargo. Su propuesta ha reavivado el debate sobre la necesidad de garantizar que los líderes del país estén en la mejor forma física y mental para desempeñar uno de los trabajos más exigentes del mundo.