El Tren de Aragua es una “peligrosa hidra” difícil de neutralizar solo con recompensas

En la compleja red del crimen organizado en América Latina, el Tren de Aragua se destaca como una de las organizaciones criminales más temibles y resilientes. Originado en Venezuela, este grupo ha trascendido fronteras nacionales para establecerse como un actor criminal transnacional, convirtiéndose en un desafío formidable para la seguridad regional. Su capacidad para regenerar y expandir sus operaciones, pese a las intensas persecuciones y capturas, refleja su naturaleza de “hidra”, un monstruo mitológico conocido por su habilidad para regenerar sus cabezas cortadas.

Florantonia Singer, periodista venezolana con vasta experiencia en coberturas de crimen y política y colaboradora actual de El País de España, ha investigado extensamente al Tren de Aragua. Su último artículo, “Estados Unidos y Colombia se alían para cercar a la megabanda criminal Tren de Aragua, destaca la reciente alianza entre estos dos países y la oferta de una recompensa de 12 millones de dólares por información que conduzca a la captura de los líderes de la banda. Sin embargo, los observadores internacionales argumentan que aunque las recompensas pueden generar avances tácticos, no son suficientes para desmantelar estructuras criminales profundamente arraigadas.

Tren de Aragua en el ecosistema

Desde sus humildes comienzos como un grupo pequeño en el estado de Aragua, Venezuela, el Tren de Aragua ha evolucionado hacia actividades delictivas más complejas y lucrativas, como el tráfico de drogas, armas, y personas, estableciendo células en Colombia, Brasil, Perú y más allá. Esta expansión internacional muestra su adaptabilidad y la grave amenaza que representa para la estabilidad regional.

Tren de Aragua
Desde sus humildes comienzos como un grupo pequeño en el estado de Aragua, Venezuela, el Tren de Aragua ha evolucionado hacia actividades delictivas más complejas y lucrativas, como el tráfico de drogas, armas, y personas, estableciendo células en Colombia, Brasil, Perú y más allá. Ilustración MidJourney

El problema no es único de Venezuela. En Colombia, organizaciones como el Clan del Golfo, el ELN, y las facciones disidentes de las FARC, incluyendo el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia, operan con una impunidad similar, facilitada por la complicada geografía y la corrupción local. Estos grupos no solo desafían al estado, sino que también compiten y a veces colaboran con bandas como el Tren de Aragua, complicando aún más el paisaje del crimen organizado.

Pagar por información

La efectividad de las recompensas como estrategia para combatir estas organizaciones es limitada. Aunque pueden motivar a informantes y contribuir a arrestos significativos, la experiencia ha demostrado que sin un enfoque integral que incluya mejoras en la justicia, la policía y las políticas sociales, estos esfuerzos resultan ser solo soluciones temporales. El Tren de Aragua, con su estructura celular y liderazgo difuso, puede rápidamente reorganizarse y continuar operando incluso tras la captura o muerte de sus cabezas visibles.

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Además, el alcance internacional del Tren de Aragua y su habilidad para operar a través de fronteras subrayan la necesidad de una cooperación transnacional más efectiva. Las autoridades en Chile y Brasil también han reportado actividades del grupo en sus territorios, lo que demuestra la capacidad del Tren de Aragua para adaptarse a diferentes contextos y aprovechar las debilidades en la aplicación de la ley internacional.

La recluta de los pobres

El desafío se extiende más allá de la simple aplicación de la ley. En países como Perú y Ecuador, donde el Tren de Aragua ha establecido operaciones, las condiciones socioeconómicas y políticas facilitan el reclutamiento y la expansión de grupos criminales. Esto sugiere que las estrategias para combatir a estos grupos deben ser multifacéticas y atender tanto las manifestaciones del crimen como sus causas subyacentes.

Tren de Aragua
La lucha contra el Tren de Aragua y organizaciones similares requiere un enfoque coordinado que combine esfuerzos de inteligencia, operaciones de seguridad mejoradas, y políticas que aborden la exclusión social y económica. Ilustración MidJourney.

La lucha contra el Tren de Aragua y organizaciones similares requiere un enfoque coordinado que combine esfuerzos de inteligencia, operaciones de seguridad mejoradas, y políticas que aborden la exclusión social y económica. También es crucial la transparencia y el compromiso político para reformar instituciones que a menudo son percibidas como corruptas o ineficaces.

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Mientras que las recompensas por información son herramientas útiles, su eficacia en solitario es limitada. El Tren de Aragua, como una hidra de la mitología, presenta un desafío continuo que requiere una respuesta igualmente resiliente y multifacética. Solo a través de un compromiso sostenido y una cooperación internacional robusta se puede esperar debilitar y eventualmente desmantelar redes criminales tan complejas y profundamente arraigadas.

 

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