En un mundo donde las narrativas mediáticas a menudo dictan la percepción pública de los conflictos, Vidya Krishnan, una periodista de investigación y autora india con una destacada trayectoria en el periodismo de salud, arroja luz sobre las sombras que se ciernen sobre la cobertura mediática de la guerra en Gaza.
Desde su posición como observadora crítica y participante en el ámbito del periodismo, Krishnan argumenta que la cobertura occidental de Gaza es un caso clásico de periodismo colonizador, una práctica que no solo distorsiona la realidad, sino que perpetúa un legado de desigualdad y opresión.
Las credenciales de Vidya Krishnan
Krishnan, cuya carrera comenzó en 2003 en el periódico The Pioneer y ha incluido roles como editora de salud en The Hindu y contribuciones regulares a Foreign Policy, The Caravan, y The Atlantic, ha experimentado de primera mano las consecuencias de desafiar narrativas dominantes. Sobreviviente de acoso sexual y receptora de abusos en línea y amenazas de muerte por su informe sobre la pandemia de COVID-19, Krishnan se ha mantenido firme en su compromiso de exponer verdades incómodas, una postura que la ha llevado a criticar vehementemente la forma en que los medios occidentales han manejado la cobertura del conflicto israelí-palestino.

La guerra de Israel contra Gaza, según Vidya Krishnan, ha revelado la verdadera naturaleza y propósito de los medios occidentales, cuya cobertura ha sido marcada por una serie de fallas fundamentales. A través de su análisis, identifica que, desde el inicio del último ataque israelí contra el asediado enclave palestino, las organizaciones de noticias occidentales han caído en la trampa de publicar afirmaciones sin fundamento, contar un solo lado de la historia y pasar por alto selectivamente la violencia para justificar las violaciones del derecho internacional por parte de Israel.
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Sin novedad en el frente
Este patrón no es nuevo; los fracasos del periodismo occidental en la cobertura del conflicto israelí-palestino se extienden por más de 75 años, ayudando a justificar la ocupación y violencia contra los palestinos. Un ejemplo particularmente flagrante de este fallo es la cobertura de The New York Times sobre la muerte de seis niños palestinos, donde la noticia se presentó de manera que desviaba la atención de la responsabilidad israelí, una práctica que Krishnan califica como «sin aliento» y errónea.
Para Vidya Krishnan, estos errores no son meros deslices periodísticos; son manifestaciones de un problema más profundo dentro del periodismo occidental: la colonialidad. Argumenta que, incluso en redacciones racialmente diversas, el reportaje sobre conflictos es complicado y a menudo refleja una visión del mundo impregnada por siglos de colonialismo. Este periodismo colonizador, según ella, es realizado por profesionales de países con un largo historial de conquistas imperiales y se caracteriza por una narrativa que glorifica las acciones de Occidente mientras deshumaniza a los colonizados.
Deshumanización como regla
Krishnan critica el uso deshumanizador del lenguaje en la cobertura mediática occidental, destacando cómo se presenta la muerte de palestinos de manera pasiva, como si fuera un hecho inevitable y no el resultado de acciones deliberadas. Esta práctica, afirma, borra la humanidad de los palestinos y perpetúa la narrativa de los «vencedores», donde el sufrimiento palestino se minimiza o ignora.

La periodista india también señala cómo el periodismo occidental falla al no cuestionar las narrativas dominantes que justifican la violencia y ocupación. En su visión, Vidya Krishnan, dice que el periodismo de conflicto, tal como se practica en Occidente, es una forma de violencia colonial que utiliza el lenguaje no para informar imparcialmente, sino para mantener estructuras de poder desiguales.
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Como ejemplo está Gaza
La cobertura de la guerra en Gaza, para Krishnan, es un claro ejemplo de cómo el periodismo occidental no solo ha fallado en su deber de informar con precisión y equidad, sino que también ha jugado un papel activo en la perpetuación del colonialismo. Argumenta que es esencial reconocer y desafiar estas prácticas, exigiendo un periodismo que trascienda los legados coloniales y se comprometa con la verdad, la equidad y la humanidad.
La crítica de Krishnan no solo desafía a los medios occidentales a reflexionar sobre sus prácticas y prejuicios, sino que también invita a un diálogo más amplio sobre la responsabilidad del periodismo en la era de la información global. Su llamado a un periodismo más ético y menos colonizador resuena como un urgente recordatorio de que la forma en que se reportan los conflictos tiene profundas implicaciones no solo para cómo se entienden estos eventos en el presente, sino también para cómo se recordarán en el futuro.
A través de sus palabras, Vidya Krishnan enciende un debate necesario sobre el papel del periodismo en la sociedad contemporánea, especialmente en contextos de conflicto. Su análisis del tratamiento mediático de la guerra en Gaza subraya la importancia de una prensa que busque activamente desafiar las narrativas dominantes, en lugar de perpetuarlas. En un mundo cada vez más interconectado, la necesidad de un periodismo que trascienda fronteras coloniales y se comprometa con la justicia y la humanidad nunca ha sido más crítica.