En un mundo donde la confianza en las instituciones cae en picada y la polarización política se agudiza, una nueva investigación en psicología ofrece un rayo de esperanza. Garriy Shteynberg, profesor asociado de Psicología de la Universidad de Tennessee, ha introducido un concepto revolucionario: la teoría de la mente colectiva. Esta idea sugiere que compartir experiencias puede unir a las personas incluso en los tiempos más divididos. En 2023, solo un cuarto de los estadounidenses expresó confianza en las instituciones nacionales, y la polarización política ha alcanzado niveles sin precedentes. Frente a este panorama desolador, el estudio teórico de la mente colectiva emerge como una posible solución para reconstruir la confianza y reducir las divisiones.
La teoría de la mente colectiva se basa en la premisa de que las experiencias compartidas pueden amplificar nuestras reacciones psicológicas y de comportamiento. Según Shteynberg, estas experiencias compartidas generan recuerdos más fuertes, emociones más profundas y motivaciones más firmes. Por ejemplo, ver una película triste juntos la hace más conmovedora, o concentrarse en un objetivo común aumenta los esfuerzos para lograrlo. Estos hallazgos son cruciales en un momento en que la confianza pública y el consenso político parecen desvanecerse.

Teoría de la mente colectiva
A lo largo de la historia, los seres humanos han sobrevivido y prosperado gracias a su habilidad para actuar juntos. Esta necesidad de una base común para la acción colectiva es más importante que nunca en nuestra sociedad fragmentada. La atención compartida, un componente central de la mente colectiva, no solo construye relaciones dentro de nuestros círculos cercanos, sino que también puede forjar lazos a través de divisiones políticas y fomentar la cooperación entre extraños. Este fenómeno es evidente cuando personas con inclinaciones políticas opuestas reaccionan de manera similar ante una pieza musical desconocida o una mancha de tinta abstracta, encontrando un terreno común en sus respuestas emocionales.
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En el pasado, la atención compartida era más común. Las personas veían las mismas noticias y participaban en eventos nacionales, creando un sentido de comunidad. Hoy, con la proliferación de medios de comunicación y la segmentación de la información en silos ideológicos, esta experiencia colectiva se ha debilitado. Sin embargo, la teoría de la mente colectiva sugiere que incluso en esta era de desacuerdo, compartir experiencias básicas puede reconectar a las personas.
Doctrina de equidad
Un ejemplo histórico de la importancia de compartir la atención se encuentra en la doctrina de equidad de la Comisión Federal de Comunicaciones. Esta política, que exigía una cobertura equilibrada de temas controvertidos, creó episodios de atención compartida a través de diferencias sociales y políticas. Desde su derogación en 1987, la confianza en las instituciones ha disminuido y los medios se han vuelto cada vez más polarizados. Shteynberg argumenta que recuperar este tipo de experiencias compartidas podría ser un paso hacia la restauración de la confianza pública y la reducción de la polarización.

En su laboratorio, Shteynberg y sus colegas han demostrado que compartir la atención no requiere presencia física; las personas pueden sentir que están experimentando algo juntos, incluso si están separadas geográficamente. Esto es especialmente relevante en nuestra era digital, donde las interacciones en línea a menudo reemplazan las interacciones cara a cara. Estos hallazgos conectados a la teoría de la mente colectiva, ofrecen un camino prometedor para conectar a las personas a través de fronteras y barreras ideológicas.
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Habilidad humana fundamental
La teoría de la mente colectiva también tiene implicaciones para el desarrollo infantil. Los estudios muestran que los niños muestran interés en compartir experiencias desde el primer año de vida, lo que sugiere que la atención compartida es una habilidad humana fundamental. Antes de que los niños desarrollen el lenguaje o la capacidad de comprender creencias compartidas, ya están participando en la construcción de relaciones a través de la atención compartida.
En conclusión, la teoría de la mente colectiva de Shteynberg ofrece una perspectiva esperanzadora y práctica para abordar la polarización y la desconfianza en nuestra sociedad. Al fomentar experiencias compartidas, podemos fortalecer los lazos comunitarios y construir puentes sobre las divisiones políticas y sociales. En una época de desacuerdo y aislamiento, la mente colectiva podría ser la clave para una sociedad más unida y comprensiva.

