Shell deja por fuera a Venezuela. La reconocida empresa petrolera británica ha decidido dar un paso contundente en su estrategia de exploración y explotación de gas natural. Con la reciente aprobación de financiamiento para el desarrollo del yacimiento «Manatee», ubicado en las aguas frente a Trinidad y Tobago, Shell se dispone a incrementar su capacidad de producción de gas natural licuado (GNL). Pero este movimiento tiene un matiz geopolítico y económico que resalta en el panorama energético de la región: Shell se centrará únicamente en la parte trinitaria del yacimiento, desestimando a Venezuela.
Según información proporcionada por a Agencia Británica Reuters y confirmada por el primer ministro trinitario, Keith Rowley, el proyecto «Manatee» avanza sin obstáculos. El gobierno de Trinidad y Tobago, al percibir una oportunidad dorada de revitalizar y potenciar su industria petroquímica, ha mostrado un entusiasmo particular en llevar a buen término esta colaboración con Shell. A pesar de contar con una capacidad de procesamiento de hasta 4,2 mil millones de pies cúbicos por día (bcfd) de GNL, actualmente el país solo produce alrededor de 2,7 bcfd, por lo que la explotación de «Manatee» promete ser un fuerte impulso para sus cifras energéticas.
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Shell deja por fuera a Venezuela
La solicitud de un CEC (Certificado de Autorización Ambiental) realizada por Shell, como señaló su portavoz, Cynthia Babski, pone de manifiesto el compromiso de la empresa con las regulaciones y normativas medioambientales de la región. Sin embargo, aún se desconoce la inversión final que Shell destinará a este proyecto, sumando un aire de incertidumbre sobre el impacto económico real en la región.
Pero más allá de los números y las cifras de producción, lo que destaca en este escenario es la decisión de Shell de concentrarse exclusivamente en el lado trinitario del yacimiento «Manatee». Sin embargo, ante las tensiones geopolíticas, Shell deja por fuera a Venezuela y solo invertirá en su antigua colonia de Las Indias Occidentales en las Antillas Menores. Este yacimiento es un descubrimiento transfronterizo, con 10 billones de pies cúbicos (tcf) de gas natural, de los cuales 7,3 tcf corresponden a Venezuela y solo 2,7 tcf a Trinidad.
Con la bendición de Nicolás Maduro
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, tomó la sorprendente decisión de permitir que Trinidad y Tobago desarrollaran la parte que les corresponde del campo gasífero. Si bien esto podría verse como un gesto de buena voluntad hacia su vecino caribeño, también resalta las actuales dificultades económicas y políticas que enfrenta Venezuela. Los expertos en historia y políticos sugieren que esta podría ser una maniobra estratégica de Maduro, buscando fortalecer los lazos con Trinidad y Tobago, o tal vez una admisión tácita de que Venezuela, en su situación actual, no tiene los recursos para explotar eficientemente su parte del yacimiento.
Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela ha visto una disminución constante en su producción de petróleo en la última década, agravada por sanciones económicas y una infraestructura envejecida. Este confuso macramé político obligó las circunstancias confesadas: Shell deja por fuera a Venezuela. Permitir que Trinidad y Tobago desarrolle «Manatee» podría ser una forma de garantizar que al menos una parte de ese recurso se explote y se lleve al mercado, aunque no sea directamente por Venezuela.
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Manatee está lleno de política
Históricamente, las decisiones energéticas en América Latina han estado intrínsecamente ligadas a la política. Según el Dr. Alejandro Ríos, historiador especializado en la historia política de América Latina, «las decisiones sobre los recursos energéticos no solo reflejan la economía de un país, sino también su situación política, sus alianzas y sus tensiones. Lo que vemos con ‘Manatee’ es un reflejo de esto».
Mientras Trinidad y Tobago se prepara para un auge energético gracias al yacimiento «Manatee», Venezuela queda en una posición de observador. De forma irrevocable, Shell deja por fuera a Venezuela, una decisión que la llevará a concentrarse solo en el lado trinitario del yacimiento podría ser un indicador de la confianza en la estabilidad y el clima de inversión de Trinidad y Tobago en comparación con Venezuela. Solo el tiempo dirá si esta decisión beneficia a ambas naciones en el intrincado tablero de ajedrez energético y político de la región.