Carlos Lozano, un político sui generis de Carabobo, destaca entre el mosaico político del país. Con su indumentaria peculiar, su estilo de comunicador que lo lleva a las calles con cámara en mano y su resistencia a afiliarse estrictamente a un partido político, Lozano se perfila como el candidato potencial para desbancar al chavismo en las próximas elecciones regionales del estado Carabobo.
El estado de Carabobo, tradicionalmente, ha sido una región de tendencia oscilante en cuanto a preferencias políticas. Sin embargo, el panorama actual muestra un chavismo en declive. De acuerdo con las estadísticas de la más reciente encuesta de Datanálisis, el 47% de los habitantes de Carabobo desaprueban la gestión de las actuales autoridades chavistas. Esta insatisfacción podría abrirle una ventana de oportunidad a Carlos Lozano.
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Carlos Lozano por la baranda
La debilidad del chavismo en la región no se debe solo a factores externos. Las luchas internas han mermado la unidad del partido. Julio Fuenmayor, actual alcalde de Valencia, y Jesús Alberto París Lara, Secretario del Despacho del Gobernador, han manifestado abiertamente sus diferencias, generando una tracción que Lozano podría aprovechar en su beneficio.
Expertos en la materia política, como el Dr. José Vicente Carrasquero, politólogo de la Universidad Simón Bolívar, opinan que Lozano tiene la capacidad de capitalizar este momento de división interna del chavismo. «Carlos Lozano tiene un perfil que rompe con la tradicional imagen del político venezolano. Su conexión directa con las problemáticas sociales y su capacidad para adentrarse en zonas donde predomina el chavismo duro, lo posiciona como una opción a considerar», explica Carrasquero.
Una trayectoria persistente
Lozano no es un desconocido en la arena política. Fue Diputado a la Asamblea Nacional entre 2016 y 2019, y candidato a la alcaldía de Valencia en 2021 por la Mesa de la Unidad Democrática. Además de su formación como abogado, Carlos Lozano ha acumulado experiencia internacional, con estudios en la Universidad de Washington y especializaciones en Alemania, Chile y Estados Unidos.
Su labor social, particularmente el programa «Caminando con Carlos Lozano», que nació en 1997 en respuesta a la crisis económica que asolaba el país, ha sido clave para establecerlo como una voz crítica ante la falta de servicios y la inacción de las autoridades.
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Uno de sus atributos
«Lozano tiene una ventaja adicional: su moderación», comenta Mariela Castro, historiadora de la Universidad Central de Venezuela. «En un país polarizado como Venezuela, un perfil moderado y con capacidad de diálogo puede ser la clave para ganar votantes indecisos y hasta del bando contrario».
Es claro que Carlos Lozano podría atraer votos chavistas desencantados, pero también cuenta con el respaldo de organismos especializados y gubernamentales. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha manifestado su apoyo a candidaturas independientes que promuevan el diálogo y la reconciliación en el país.
Las piedras del camino
Sin embargo, no todo es un camino despejado. La maquinaria política del chavismo, aún con sus fracturas, sigue siendo un rival formidable. El desafío para Lozano será mantener su genuina conexión con la gente, a la vez que construye una propuesta política sólida y convincente.
Carlos Lozano se presenta como una alternativa real para cambiar el rumbo de Carabobo. Con el chavismo fracturado y una población ávida de soluciones, Lozano tiene la posibilidad de recuperar Carabobo si logra capitalizar la actual situación y continuar con su labor de denuncia y propuesta. Solo el tiempo dirá si este político sui generis logra, finalmente, su objetivo.